Manejo del dolor crónico: Actividad física
El ejercicio puede ayudar a aliviar el dolor. En algunos casos, el ejercicio puede ayudar a tratar su problema de salud subyacente. La actividad física puede mejorar su estado de ánimo y su salud en general, aumentando su nivel de energía, ayudándole a dormir mejor y contribuyendo a controlar su peso.
Al principio, es posible que el dolor empeore durante el ejercicio; sin embargo, a medida que aumentan su fortaleza y su flexibilidad, el cuerpo puede relajarse más fácilmente y el dolor tiende a disminuir.
Haga ejercicio con seguridad
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Consulte a su proveedor de atención médica antes de iniciar un programa de ejercicios. Este debe estar específicamente adaptado a cada paciente.
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Si no ha hecho ejercicio en mucho tiempo o tiene impedimentos corporales, considere la posibilidad de trabajar con un fisioterapeuta para que le enseñe a estirarse y hacer actividades adecuadas para su estado de salud y estado físico.
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Comience poco a poco, aumentando gradualmente el tiempo y la intensidad. Haga ejercicio varias veces por semana, no solo los fines de semana.
Maneras de hacer ejercicio
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Practique ejercicios de estiramiento y de amplitud de movimientos para acondicionar los músculos y articulaciones adoloridos.
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Elija ejercicios de bajo impacto, como caminar, montar en bicicleta, hacer natación y otros tipos de gimnasia acuática.
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Evite las actividades de alto impacto, tales como saltar, correr o hacer movimientos bruscos como arranques, paradas o cambios de dirección.
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Pruebe a hacer entrenamiento de fuerza con pesas ligeras. Aumente gradualmente el número de repeticiones que hace en cada sesión.
Comprométase
Establezca la meta de hacer al menos 30 minutos de ejercicio tres a cinco veces por semana.
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Elija actividades que le agraden. Haga ejercicio con un amigo o inscríbase en una clase de gimnasia.
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Sea más activo en su vida cotidiana. Suba las escaleras en vez de tomar el ascensor. Camine en vez de usar su automóvil al hacer sus diligencias. Estaciónese a mayor distancia de su destino.
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Mantenga a la mano su ropa y zapatos de gimnasia en el trabajo o en su automóvil.
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Fije metas realistas y prémiese cuando las alcance.
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Comience cada sesión haciendo ejercicio lento para “calentarse”. Aumente la intensidad gradualmente hasta alcanzar un ritmo enérgico, luego disminuya el paso para “enfriarse”.
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Al principio, es normal que se sienta un poco adolorido. Si le empeora el dolor después del ejercicio, deténgase y llame a su proveedor de atención médica.
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Aplíquese calor o hielo según las indicaciones de su proveedor de atención médica.
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